Biblioteca Infolector.
Para todos los usuarios y amigos de Infolector, consignamos uno de los últimos libros digitalizados para Infolector, llamado: 'Ver en la Oscuridad del profesor, ciego, John Hull. Consignamos parte del prólogo escrito por Oliver Sacks; y más abajo, dejamos un enlace para descargarse el libro completo.
Son muchas las autobiografías escritas por personas ciegas que, con una prosa conmovedora y sugerente, narran los efectos emocionales y morales de la ceguera sobre sus vidas, así como la fuerza de voluntad, el humor y la entereza necesarios para superarlos. No es éste el caso del libro que nos ocupa: Ver en la oscuridad no tiene un comienzo, un desarrollo o un fin definidos; carece de pretensiones literarias; rehúye la forma narrativa en sí misma y, en mi opinión, es una obra maestra.
Ver en la oscuridad no es el fruto, como tantos relatos, de un ejercicio regular de escritura sino de una labor de dictado —diaria al principio, más espaciada luego— desarrollada por el profesor Hull después de haber perdido totalmente la vista. Tenía por entonces poco más de cuarenta años. El resultado es un conjunto de observaciones de impactante inmediatez y claridad acerca del terrible vuelco que han dado su vida y su mundo interior. Hull describe lo que le supone cruzar la calle; lo aterradora y absoluta que puede ser para un ciego la posibilidad de perderse; la sensación de sentirse ignorado o infantilizado; la manera en que los recuerdos e imágenes de los rostros conocidos, incluido el propio, al carecer de la actualización que otorga la vista, se fosilizan al principio para luego perder nitidez y desaparecer para siempre; el cambio en las relaciones con los restantes miembros de la familia; la gradual e implacable vaciedad con que la ceguera va despojando de significado los conceptos mismos de «lugar», «espacio», «aquí», «allá», «presencia» o «aspecto». No existe, que yo sepa, ninguna otra descripción a la vez tan minuciosa y fascinante (ni tan aterradora) de cómo no sólo la visión externa sino también el «ojo interno» se desmembran lentamente ante el avance de la ceguera; ni de la pérdida incesante de memoria visual, imágenes visuales, orientación visual, conceptos visuales (en determinado momento, no recuerda si el 3 apunta hacia la derecha o la izquierda); ni del sostenido avance o viaje (que para él duraría cinco años) hacia el estado que Hull llama de «ceguera profunda».
La suya es una capacidad de observación tan minuciosa como exhaustiva: Hull lo sopesa y explora todo hasta el fondo, le da la vuelta a cada experiencia hasta obtener de ella el máximo caudal de significado. La agudeza de sus observaciones, la belleza de su lenguaje hacen de este libro una obra poética; la profundidad de sus reflexiones
