La República.
Recientemente en nuestro visita al norte, conversando con Carla Tirado, una joven escritora de la ciudad de Cajamarca, nos comentaba sus gustos e intereses literarios. Y básicamente nos confirmaba esa percepción de que nuestros horizontes culturales, y para el caso, poéticos, aún no han ido más allá de algunos íconos clásicos como Vallejo, Neruda, Darío, etc. Asumidos más por tradición que por búsqueda o indagación, los clásicos de la poesía latinoamericana en pleno siglo XXI, siguen siendo referentes entre nuestros jóvenes poetas, y especialmente, poetas con discapacidad.
No está demás darle una revisada a estas opciones, que siendo postmodernas, tampoco son de lo último. Giorno y su poética de los sesenta, es ya casi un octagenario. Y sin embargo, muchos jóvenes se han perdido de estas poéticas de vanguardia, y se han mantenido al rededor de los Neruda y los Darío.
Dejamos aquí, la reseña publicada por Javier Ágreda en La República, donde se anuncia la reciente publicación de una recopilación de la poesía de Giorno:
El polémico poeta norteamericano John Giorno (Nueva York, 1936) está actualmente de visita en el Perú, y por ese motivo se ha publicado Me he resignado a quedarme aquí (Lustra, 2011), una amplia antología de su obra, traducida y comentada por el poeta peruano Martín Rodríguez-Gaona. Una buena oportunidad para aproximarnos a este autor y sus innovadoras propuestas literarias.
Surgido de la revolucionaria escena contracultural de los años 60, Giorno estuvo inicialmente vinculado al grupo de artistas que rodeaba a Andy Warhol. En 1968 fundó el Giorno Poetry System, que planteaba una renovación tanto en el lenguaje de la poesía como en sus formas de difusión, a través de las performances y el empleo de la nueva "tecnología". Estuvieron ligados al GPS William Burroughs, Patty Smith y Laurie Anderson, entre otros. Giorno impulsaría después proyectos tan originales como Dial a poem, un servicio de lectura de poesía a través del teléfono.
Me he resignado a quedarme aquí nos muestra el otro lado de la obra de Giorno, el estrictamente textual. Y los poemas aquí reunidos (en versiones bilingües) hacen ver claramente que acaso este sea su aspecto más débil. No faltan algunos textos originales y de valor; pero, en general, los recursos a los que apela (como las reiteraciones o el empleo de coloquialismos) parecen mucho más apropiados para una puesta en escena que para una lectura tradicional y silenciosa.
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