Lecturas

miércoles, 22 de enero de 2025

TESTIMONIO DE ESCRITOR: Vivir los incendios de Los Ángeles 2025

Luis Panini

El escritor Luis Panini, nexicano que reside por casi dos décadas en la ciudad de Los Angeles, publica uno de los testimonios más duros y conmovedores de lo vivido en días recientes, de incendios en la ciudad del estado de California.

Dejamos aquí el texto tomado de su perfil en Facebook:

"Quiero agradecer profundamente a quienes me han contactado por lo que ha sucedido y sigue sucediendo en la ciudad de Los Ángeles. Tan pronto me sea posible responderé cada uno de sus mensajes. Sigo nervioso, pero un poco menos que antes (básicamente soy el perrito de la imagen). También algo triste porque durante los últimos días tuve que fragmentar una buena parte de mi biblioteca y desperdigarla en casas de amigos y almacenes en diversos puntos de la ciudad. Ha sido una semana de pesadilla, pero finalmente el día de hoy pude relajarme un poco tras ver que la situación comienza a mejorar, aunque se supone que el regreso de los vientos de Santa Ana mañana y el martes podría empeorar el estado actual de los incendios.

Como algunos de ustedes saben, desde el martes comenzó una serie de eventos catastróficos que me ha quitado el sueño (apenas he dormido desde entonces). Vivo en un área de topografía muy caprichosa y los vientos de Santa Ana, a los que ya estoy acostumbrado, este año llegaron con una furia que no se había visto desde hace décadas, razón por la que los primeros incendios arrasaron con cientos de hogares en cuestión de minutos. Las casas de mis vecinos sufrieron daños debido a los vientos, pero afortunadamente la mía no (sólo el jardín luce como una zona de guerra y me tomará un par de semanas limpiarlo, pero a diferencia de miles de familias, aún tengo casa y jardín y estoy agradecido por ello, porque no puedo ni imaginar la angustia, el dolor y el desconcierto que todas esas personas sienten tras perderlo todo).

Un día después de los vientos de Santa Ana comenzaron a brotar varios incendios forestales en la ciudad. Sé que en la cobertura internacional sólo se mencionan los incendios llamados Pacific Palisades y Eaton, pero hubo más, dos de ellos muy cerca de donde vivo, uno a medio kilómetro de distancia que me mantuvo apanicado después de recibir la orden de evacuación el miércoles en la noche. Vi a mis vecinos abandonando sus casas mientras yo preparaba todo para transportar a mi gatita (Jacinta) y elegía unos cuantos libros antes de salir, creyendo que días después, cuando las autoridades me lo permitieran, regresaría a una casa convertida en cenizas. Afortunadamente lograron controlar esos incendios y no tuve que irme, pero el de Pacific Palisades seguía avanzando rápidamente en mi dirección. Fue angustiante ver cómo las áreas de evacuación obligatoria continuaban acercándose a mi zona, incluso el día de ayer. El jueves la situación lucía tan desalentadora que durante el viernes y sábado me dediqué a salvaguardar unas cuantas pertenencias (sólo libros, a quién engaño), corriendo todo el día y toda la noche a diversas partes de la ciudad ubicadas en zonas que estuvieran relativamente fuera de peligro.

Antes me molestaba el ruido que hacen los helicópteros, pero durante esta semana, en que no han parado de sobrevolar mi zona día y noche, he aprendido a adorar ese ruido, uno que me provoca angustia y me procura calma a partes iguales. Y siento tanto agradecimiento hacia todo el equipo de bomberos de la ciudad y de aquellos que han venido a ayudar de otras partes, incluyendo México, pues son ellos quienes han logrado controlar, y en muchos casos detener, las partes del incendio que amenazaban zonas residenciales y con ello evitar que la tragedia siga extendiéndose. Si todo va bien, dentro de una o dos semanas me dedicaré a recuperar esa parte de mi biblioteca que no está conmigo.

Pero me cuesta tanto trabajo creer que muchas de las zonas que visitaba ya no existen. Restaurantes en los que comí, comercios que visité, obras emblemáticas de arquitectura que ya no podré recorrer o siquiera ver mientras manejo por ese rumbo. Muchos me han dicho “salte de ahí”, pero desconocen lo hechizante y hermosa que es esta ciudad. Cuando Los Ángeles te atrapa, es difícil que te suelte. Dentro de unos meses cumpliré 20 años viviendo aquí, es una ciudad fabulosa y sigue siéndolo, a pesar de sus deslaves, de su actividad sísmica constante (a la que terminas acostumbrándote y casi no le prestas atención), de sus sequías, de su alto costo de vida, de las calles cerradas porque están filmando escenas de cierta película o serie de televisión, de sus incendios forestales masivos cada vez más frecuentes. Con todo eso Los Ángeles sigue siendo una ciudad única, irrepetible, que no guarda parecido con ninguna otra y por eso no me quiero ir de aquí, al menos no de forma permanente. Aunque ha lucido en pantallas como una especie de estampa apocalíptica en los últimos días, sigo pensando que Los Ángeles es un paraíso terrenal y me siento muy afortunado de vivir aquí."

Volver al INicio

No hay comentarios: