martes, 7 de abril de 2020

LA DISCAPACIDAD EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS – COVID 19

La civilización humana a lo largo de su permanencia en el planeta ha vivido diversas epidemias y pandemias que en su tiempo afectaron a la población en todos los confines de la tierra, y que ineludiblemente continuaran su presencia de expansión en sus diversas formas en el futuro. 

El ser humano en su propia complexión física convive con cerca de 350 bacterias, virus y parásitos, es decir desarrollamos la inmunidad ante su presencia. Históricamente nos ha afectado con considerable perdida humana enfermedades reconocidas como pandemias siendo las más devastadoras: 
• PLAGA DE JUSTINIANO: Europa, Asia y África en los años 543 hasta 750 con numero de víctimas de 25 hasta 50 millones de personas, es decir el 13% y el 26% de la población mundial de esa época. 
• PESTE BUBÓNICA: En la edad media en los años 1347 y 1351 murieron más de 200 millones de personas. 
• LA VIRUELA: En 1520 en territorio americano causando una mortandad de 56 millones de nativos. • GRIPE ESPAÑOLA: En 1918 mato a 50 millones de personas 
• EL CÓLERA: En el siglo XIX y XX supera los 3 millones de muertes. 
• VIH SIDA: Desde 1981 ha matado entre 25 a 35 millones de personas. A pesar de esto nuestra especie humana está en condiciones de conservarse ya que en el mundo nacen 372 960 personas y mueren 155 520 cada día, por lo que se puede inferir que: • Nacimientos anuales: 136,130,400 • Muertes anuales: 56,764,800


El crecimiento medio anual de la población es aproximadamente: 79,365,600 Hoy en la tierra vivimos 7 700 000 000 seres humanos, de los cuales según el Banco Mundial y la OMS el 15% presenta algún tipo de discapacidad, es decir 1 155 000 000 personas, que es en la realidad la población mas vulnerable dado a que se encuentra asociada a los adultos mayores, discapacidades múltiples y enfermedades paralelas no transmisibles, a pesar de ello pareciera existir una indiferencia de los gobernantes del mundo que no definen de manera clara y especifica su atención prioritaria por las serias dificultades de acceso a la salud y a la alimentación, siendo un hecho que la mayoría de las personas con discapacidad viven en los países pobres o en desarrollo. 

 LA IRRUPCIÓN DEL CORONAVIRUS ha vuelto a desafiar el alcance de las políticas públicas en el mundo. En el planeta, al menos en materia sanitaria quedó expuesto un modelo de salud que no funciona como debiera, después de las varias crisis pandémicas vividas en los dos últimos siglos. Por un lado, en medio de los primeros efectos causados por el COVID-19 difundidos de manera oficial, se tienen datos sobre los déficits cuantiosos de equipos e insumos médicos, infraestructura hospitalaria y personal especializado en la materia. Ni que decir de las otras brechas de atención para enfermedades crónicas y males comunes que afectan con frecuencia a la población mundial sobre todos de los países en desarrollo. 

 De otro lado, se evidencia la escasa cobertura financiera para atenuar tales efectos. Escasa cobertura financiera que va desde los bajos presupuestos estatales disponibles hasta las débiles estructuras informáticas y administrativas que dificultan la llegada de esta ayuda a los grupos de población más vulnerables en todo el planeta. Y cuando nos referimos a los grupos de población más vulnerables a nivel mundial, debemos recordar al 15% de población que la OMS y el Banco Mundial estimaron en su momento que presentan alguna discapacidad, y preguntarnos sobre la eficacia de la política pública sobre discapacidad, no solo respecto a la crisis actual que vive el mundo, sino a sus resultados en el aspecto preventivo, traducido en el acceso a servicios de salud, educación, empleo y vivienda, que se traduce en el hecho de que las mayoría de personas con discapacidad no tienen un empleo y en consecuencia no podrán afrontar pandemias como el coronavirus con propias economías que les permitan subsistir el aislamiento social.

 Revisar el impacto de la política pública en discapacidad en el planeta, nos conducirá a analizar ¿Qué tipo de relación tienen los buenos indicadores de orden macroeconómico con las brechas socioeconómicas en materia de discapacidad? Una lectura crítica y objetiva de esa relación, nos dirá asimismo en qué medida se viene haciendo realidad la igualdad de oportunidades para cerca de 1 155 000 000 de personas con discapacidad a nivel mundial. Es innegable que en un mundo globalizado las pandemias se extenderán de forma más rápida poniendo a prueba los sistemas de salud de todos los países, con mayor intensidad de los países pobres y en desarrollo, con consecuencias inmediatas en modelos económicos con altos componentes de desigualdad y desprotección social. 

Por esta razón, cabe ahondar en la pregunta sobre la política pública aplicada en materia de discapacidad, hasta llegar a una más actual y lamentablemente vigente: ¿Cuánto tiempo más el modelo económico en el mundo debe hacer esperar a 1 155 000 000 de personas con discapacidad? Una espera que no solo debería tener como resultado la entrega de pensiones simbólicas o la aprobación de más normas legales, sino el despliegue de acciones preventivas y la creación de oportunidades reales de inclusión socioeconómica, que al final de cuentas favorecerán a la sociedad en su conjunto.

 La solidaridad no es una acción de oportunidad, sino una acción permanente del ser humano con sus congéneres, hoy el planeta y sus gobernantes nos encontramos de rodillas ante la presencia de un virus que sabíamos que iba llegar y que la propia ciencia no previó sus soluciones en el campo tecnológico y de medicación, todos debemos ser conscientes que la salud no puede ser un privilegio de los que mas tienen, el mundo entero se debe revelar para que la salud tenga características de orden publico y que no puede continuar en manos de los privados.

 Invocamos a los gobernantes del mundo y a los tomadores de decisiones, así como los organismos multinacionales como es el caso de las Naciones Unidas a tomar medidas de solución que se transformen en programas específicos para este segmento poblacional porque no se puede continuar viviendo con tratados internacionales y leyes nacionales impresas en el papel y que no se implementan a favor de las personas con discapacidad. Recordando que la salud es el equilibrio espiritual, mental y físico.

 Mg Julio Wilfredo Guzmán Jara 
Consejero Mundial de la Disabled People International – Organización Mundial de Personas con Discapacidad 
 julioguzmanj@outlook.com 
Cel. 51 988 368 420

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