Es conocido el nivel de accesibilidad que
presenta el paisaje urbano de Lima, en especial enfocado en lo que a movilidad
de personas con discapacidad visual se refiere. Sin embargo, es poco frecuente
establecer la dimensión real de la falta de accesibilidad para las personas
ciegas, debido a que en general, este concepto, el de la accesibilidad se la
asume exclusivamente como orientada a personas con discapacidad física, y no en
su concepción amplia, que incluya también a la discapacidad sensorial.
Tocamos este tema hoy, porque suele ser
frecuente que muchos chicos, sobre todo estudiantes del interior del país que
desarrollan sus estudios en la ciudad de Lima, a menudo limitan su accionar, su
desenvolvimiento por razones de barreras y de escasa facilidad para el
desplazamiento urbano en Lima.
Recientemente una joven estudiante, en la
Universidad de San Marcos, que debido a que su radio de desempeño es la ciudad
universitaria, incluida la vivienda universitaria, ha experimentado la
imposibilidad de desplazarse a uno de los conos de Lima, a recoger o acceder a
material didáctico, básicamente porque en esta ocasión no se le podía llevar
dicho material hasta la ciudad universitaria.
Cualquiera podría preguntarse:¿Porqué, si
la montaña no va a Mahoma, mejor, Mahoma no va a la Montaña?. El problema, como
puede comprenderse no es solo la distancia, que ya es decir bastante, por no
referirnos al tiempo que esa distancia implicaría, sino, el problema es que no
existe un sistema de transporte racional y coherente con la ciudad. No hay
forma de que alguien no familiarizado con la ciudad, que además es invidente,
pueda confiar en algún sistema que la transporte al punto donde requiere
llegar, y hacerlo con la seguridad de que va a llegar y volver sin algún
inconveniente o peligro no previsto.
El impacto que tienen situaciones como
esta, la suspensión de actividades, la frustración de iniciativas, personales,
académicas o incluso profesionales, es
de una envergadura pocas veces mensurada y valorada. las consecuencias reales
que impone la presencia de las barreras previsibles de una urbe desordenada
como Lima, pero además, la ausencia de las condiciones de accesibilidad que
podrían atenuar la presencia de barreras, comporta un daño, una vulneración de
las posibilidades de inclusión para los jóvenes, estudiantes o no, con
discapacidad visual.
El costo de oportunidad que impone la
ausencia de accesibilidad para personas con discapacidad sensorial en Lima, el
beneficio que se deja de percibir por no exponerse a amenazas del entorno
urbano, por lo demás, reales, es tan alto, que compromete, o puede terminar
comprometiendo los esfuerzos que realizan las nuevas generaciones de personas
con discapacidad visual y otras discapacidades sensoriales, en la Lima de hoy.
Desde CIDESI hemos tratado de
visibilizar el problema, hemos y continuamos tratando de poner en relieve este
problema, y anhelamos que instancias como el Instituto ProTransporte, Emape, la
propia Municipalidad de Lima, así como el ministerio de Transportes, comprendan
y asuman el rol que sus competencias sectoriales les tiene asignado para
contribuir con superar los problemas aquí descritos.
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